Un nuevo dia.

Fulminó a esa chica con la mirada y, con la mano libre, levantó la espada como si no pesara nada y se la puso al cuello.

-Suéltame.

-y tú no te creas que con ese cuchillito me harás algo.- Dijo y, en un rápido movimiento, se echó hacia atrás y le dió una patada en el estómago con una de sus piernas, que era un implante automail.

Esa patada le dolió y cayó al suelo de rodillas, pero no le soltó el brazo. Volvió a levantarse en un momento

- Por mucho que me golpees no te voy a soltar - La miró directamente a los ojos con una mirada que decía "no voy a desistir para nada" - Joder, por tu culpa mi precioso cabello se habrá ensuciado ¬¬ - Se quejó Emily (off: al caerse de rodillas su cabello tocó el suelo, por eso lo dice -w-)

-¿En serio? Pues si no quieres quedarte calva sueltame.- Dijo, acercando la espada más al cabello de la chica que al cuello.

La miró de una forma horriblemente asesina - Ni lo pienses o te descuartizo ¬¬ - Le dijo mientras con una mano cogía el filo de la espada para impedir que le pudiese cortar el pelo.

-Tengo demasiadas formas de acabar contigo, no creas que sujetando el filo de mi espada harás nada.- recurriendo a su fuerza, que era mucha para poder levantar aquella arma con tanta facilidad, se liberó del agarre y retrocedió un par de pasos. No iba a darle la espalda a una enemiga.

-Tú lo has dicho, "normalmente".- Dicho esto, hizo un movimiento con la mano y dirigió la espada a bastante velocidad en dirección al cuchillo para desarmarla, mientras metía la otra mano bajo uno de los picos de la chaqueta y desenganchaba de esta un papelito con un círculo de transmutación dibujado por si tenía que transmutar el suelo. No usaría las manos si no era imprescindible.

-¿Miedo? ¿De Mustang?- Se burló.- Para naaaada. Y por mi puedes usar tu dichosa alquimia, a ver comoi te desenvuelves con ella.

-Cutre.- Dijo, a la vez que se agachaba y, llevando el papel al suelo, transmutaba un muro que frenó la bola.- Mi turno.- levantó el papel para apoyarlo contra el muro y transmutarlo en agujas de piedra que salieron disparadas contra la pelilarga y todo lo que había en esa zona. Los soldados huyeron de allí.

-¡Mierda!- Protestó, pero esa chica la había cagado al acercarse tanto.

La agarró del brazo y la hizo caer al suelo, luego la puso la punta de la espada delante de la garganta.

-Vamos ríndete.- Dijo con una mirada helada.

-¿No?- Preguntó, para luego añadir.- Pues te dejaré inconsciente, tampoco es que me apetezca matar a alguien.

Como acto reflejo soltó el arma, que cayó varios metros más allá haciendo un gran ruido. Tampoco es que le hubiese dolido mucho, pero había sido involuntario.

-Vaya... así estamos igualadas.- Se burló y le pisó el estómago.

-Definitivamente, creo que el título de alquimista nacional está sobrevalorado.- Dijo con fingido dramatismo.

Se agacgó y apoyó el papel en el suelo con dos dedos para transmutarlo creando unas cuchillitas que quebrason el hielo y pudo muverse de nuevo.

Caminó hasta su espada y la recogió. Se la echó al hombro, apoyándola por el manga y, comenzando a caminar, dijo:

-nos vemos.

-oh, apártate.- Dijo, molesta, y colocó la mano en su hombro para empujarla.

-Verás, esque no me apetece perder tres horas de preguntas estúpidas y una noche encerrada si puedo largarme sin mas.