Un nuevo dia.

- ¿Cómo? Pero... no se puede... ¿no? ¿seguro? pues... nada, gracias por atenderme, adiós. - hablaba con la residencia.

Colgué el telefono y puse cara pensativa.

- Me han dicho que no hay sitio para ti, Robin. - le dije. - No sé que podemo hacer...

Estuve unos segundos en silencio, sumida en mis pensamientos. Existía una posibilidad: mi casa. Teníamos sitio suficiente y durante un mes no pasa nada.

- Bueno... Robin, ¿quieres pasar el mes en mi casa?

Por mi vale ^^ -Anda, ya tenia tejado... Al final resultaria que no era tan y tan gafe... - ¿Cuando me enseñas la casa? ¿o es un piso? ya tengo ganas de verlo *O* Será la primera vez en meses que no duermo en una cama cómoda... si se me permite, claro

[off: Ahora roleo a Emily]

Caminaba a paso rápido por los pasillos del edificio con el ceño fruncido mientras cargaba una maleta y un cuchillo enorme. Algunos militares la saludaron, pero pasó de ellos: Ahora en lo único que podía pensar era en llegar de una buena vez al despacho de Mustang. Al fin llegó ante el despacho y entró ignorando las leyes de la buena educación sobre llamar a la puerta.

- Hola - Saludó secamente y con enfado.

Entró una chica preciosa, con un pelo de un color estraño pero hermoso. Era alta y delgada. Unos ojos preciosos que se diferenciaban por sus tonalidades. Uno brillante como la plata, y el otro de un tono rosado como parte de su larga melena.
-Hola- dijo la chica que acababa de entrar. En verdad parecia mayor que yo. Pero estaba acostumbrada a que me tomaran por pequeña, por lo que debia tener la misma edad que y, como mucho una diferencia de uno o dos años.

La miré con admiración, y me acerqué a ella y la observé.

No dije nada. Hubo un corto silencio, pero eterno para mí.

- Buenos días Frozen heart alchemist, al menos podrías llamar a la puerta. Y bajate esos humos, no te hemos hecho nada. - dije también con sequedad.

Siempre soy muy amable, pero no soporto ese tipo de carácter. Desahogarse con alguien que no ha hecho nada.
Volví a mirar a Robin.

- Es un piso, y claro que no tendrás cama: dormirás en el suelo ò.ó. - miré la expresión de su rostro. - Es broma, evidentemente que tendrás una cama cómoda y confortable^^

Miré a Roy y miré de reojo a Emily, como si le dijesa que teníamos que hacer con ella.

Al oír lo de "Frozen Heart Alchemist" le entró un tic en el ojo.

- No me llames así, odio ese nombre. Necesitaría un sitio en la residencia militar, hay alguno? - Preguntó. El hotel én el que se alojaba había tenido que cerrar, no quería volver a su antigua casa por nada del mundo y no se fiaba de ir a otro hotel (al otro iba porque conocía a los dueños y le salía bastante barato), pero por supuesto ella no tenía que dar explicaciones a los demás sobre sus problemas.

- No.

Dije secamente mientras mi mirada a Roy se hacia más intensa. Harta de mirarle a él miré a Robin y otra vez a Emily. Con el trabajo que tenía y estábamos perdiendo el tiempo allí.

Soltó un insulto entre dientes mientras se llevaba la mano a la frente.

- Y ahora que hago? - Pensó en voz alta. Miró a Riza de nuevo - Seguro que no queda sitio? Me da igual el que sea, necesito un lugar donde dormir. -

Parecía que ya hablaba más. Eso me tranquilizó un poco, suspiré y hablé.

- La residencia militar está llena, he hablado antes con ellos para situar a Robin... - miré a Robin por si Emily no supiese quien es. - Y me dijeron que no hay sitio. Lo siento. Ya sabes que siempre van como locos.

Le sonreí, una sonrisa de complicidad.

- ... Ya entiendo. No me quedará más remedio que dormir en la calle u.u - Dijo resignándose.

Iba a hablar. Y bien alto. Queria que la chica se quedara conmigo.

-Yo me quedo en casa de la teniente. -Lo dije con entusiasmo, esperando que mi nueva amiga tambien se quedara.

-Yo me quedo en casa de la teniente. - Dijo esa chica llamada Robin. Así que la teniente la dejaba quedarse en su casa... Toma ya! Una gran oportunidad para conseguir un tejado bajo el que dormir (almenos por un tiempo).

- Podría quedarme yo también, teniente Riza? - Le preguntó.

Un soldado llamó a la puerta del despacho y entró, hizo un saludo al estilo militar y dijo:

-Coronel... tenemos un problema. Una chica ha cometido un robo y cuando han tratado de detenerla ha atacado a los soldados, la han traido pero... se ha soltado y... no podemos con ella.- terminó avergonzado el hombre.- Además es alquimista.- Añadió, como para justificarse.

(Off: Evelyne entra en escena)

En la entrada había una escena que resultaba hasta cómica:

Un grupo de militares atrincherados tras unas mesas, de los cuales seguramente más de uno se había meado encima, y una chica alta y extraña, armada con un espadón tan grande como ella, trataba de echarlos de ahí porque cortaban el paso a la salida, pero estaban demasiado acojonados para moverse.

Además había varios militares más inconscientes, y necesitando un médico, por el suelo.

Una mueca de incredulidad adornava el rostro de Emily junto con una enorme gotaza en su cabeza.

- Oye tu, que crees que estás haciendo? Para ahora mismo o tendré que usar la fuerza bruta - Dijo apuntándola con el enorme cuchillo que sujetaba. No le daba miedo que su arma quedase ridícula al lado de esa espada que debía de medir 1, 75, además en casos desesperados siempre podía recurrir a la alquimia de hielo.

Una chica le hablo... ¿por qué le hablaba así si ella solo trataba de salir de allí?

-Ellos me atacaron primero, solo quiero que se larguen para poder marcharme.- Dijo, y se fijó en una cadena que llevaba la chica...- Además, no me asunta ningún perro del ejército así que ahórrate el tratar de intimidarme.

-¡EH! ¡Qué yo tenía un motivo para robar!- Protestó ofendida.- Me moría de hambre y no tengo dinero, ¿qué querías que hiciera?

-Qué estoy de viaje, idiota U¬¬ Y si eres "alquimista nacional"- Dijo como diciendo "para que no te enfades te llamo asi"- supoongo que puedes ordenarles a estos que se aparten.

-Tú misma. Que conste que no quería.- Dijo, encogiéndose de hombros, y atacó a los militares, partiendo pas mesas e hiriendo de paso a dos.

Los soldados echaron a correr detrás de la alquimista.

-Pues nada, que yo me largo.

Antes de que se pudiera ir la cogió del brazo, por nada iba a permitir que se fuera por todo el morro.

- No - Le respondió tajante con una expresión seria y el ceño ligeramente fruncido